En la NFL, los entrenadores lanzan pañuelos rojos para desafiar una jugada. En la NBA, los coaches giran el dedo para pedir una revisión. En el fútbol soccer, el VAR (árbitro asistente de video) ha ayudado a que el árbitro tome mejores decisiones en momentos clave. Ahora será el turno en el baseball; la MLB está probando el sistema ABS (Automated Ball-Strike):
Esta tecnología rastrea cada lanzamiento dentro de la zona de strike definida para cada bateador, determinada por su altura.
El ampáyer sigue cantando bolas y strikes como de costumbre, hasta que un jugador toca su cabeza para señalar un reto.
Cada equipo tiene dos retos ABS por juego, pero si ganan el reto, lo conservan.
Si hay un reto, en plena transmisión y en las pantallas del estadio, se muestra la acción y decisión tomada, enfrente del mismo ampáyer y del público.
Por ahora como prueba, en solo la primera semana del spring training (pretemporada), ya se han visto decenas de retos ABS exitosos que han cambiado el rumbo de los juegos.
¡No más discusiones si era bola o strike! ¡Tremenda tecnología! Una verdadera victoria para el baseball: equipos y fans todos felices, con la excepción de los ampáyers. ¡Agarrénse! La tecnología está redefiniendo el deporte y a nosotros.
Al igual que el VAR en el fútbol o la repetición de jugadas en la NFL y la NBA, su propósito no es eliminar el rol de los árbitros, sino hacer su trabajo más preciso y justo. Sin embargo, cada avance tecnológico genera resistencia. La tecnología no sustituye la esencia de un trabajo, sino que lo complementa y mejora. En cualquier industria, verla como una amenaza en lugar de una herramienta de crecimiento puede ser el mayor error. Todo está en la adaptabilidad: quienes la aprovechan estratégicamente obtienen ventajas competitivas, mientras que quienes se aferran al pasado corren el riesgo de quedar rezagados. ¿De qué bando eres?
¡Pobres ampayers! La llegada del ABS es un golpe a su autoridad. Ya no son la última palabra en el diamante; ahora, cada error suyo puede ser corregido en segundos y ellos exhibidos. Este nivel de transparencia puede ser incómodo, pero también representa una oportunidad de aprendizaje. Aceptar que podemos equivocarnos y estar dispuestos a revisar nuestras decisiones nos hace mejores. ¡No tengas miedo!
En el mundo profesional, muchas veces nos resistimos a la retroalimentación porque nos pone en una posición vulnerable. Sin embargo, los líderes y profesionales más exitosos son aquellos que saben recibir críticas, analizarlas y usarlas para mejorar. ¿Qué pasaría si viéramos la retroalimentación como un espejo que nos muestra dónde podemos crecer? Recuerda, “las críticas son asesorías gratis”.
El ABS en la MLB es un reflejo de lo que sucede en todos los ámbitos: la tecnología avanza, la retroalimentación es más inmediata y la evolución es inevitable. Algunos lo ven como una amenaza; otros, como una oportunidad. Al final, el juego sigue, y la pregunta es: ¿nos ajustamos a las nuevas reglas o nos quedamos viendo desde afuera?