Este domingo confirmé un dato que he estado observando en varios jugadores de fútbol soccer. Mientras veía la final de la Eurocopa noté en varios jugadores, entre ellos Jude Bellingham y Buyako Saka, sus calcetones “desgarrados” en la parte de la pantorrilla… y no por error o por accidente, si no a propósito. Te cuento…
Estos calcetones están hechos principalmente de poliéster, son ajustados a los “chamorros”, usualmente cada juego se “estrenan” un par.
Por ello, se vuelven incómodos y apretados ocasionando acumulación de sangre e hinchazón en las pantorrillas, lo cual puede provocar calambres y problemas musculares en quien los usa.
Proactivamente, los jugadores realizan agujeros, algunos con un patrón y otros al azar, para aliviar la presión y el malestar causado por estos calcetones.
En consecuencia, la pantorrilla se puede expandir más fácilmente y se mejora la circulación sanguínea, que evita malestares; pero sobre todo es más cómodo para los jugadores.
¡Cracks! No cabe duda que Bellingham y Saka se las ingeniaron para estar más cómodos durante la cancha; algo que me deja varias lecciones.
Primero, el cliente habla y uno tiene que escuchar. Evidentemente hay una clara oportunidad de innovación en este caso. Espero que pronto estas marcas deportivas lancen una solución. ¿Pero cuántas veces nosotros también hemos sido “ciegos” como ellas? No hay mejor estudio de mercado, que nuestro mismo cliente. Ojo, por cliente hablo por usuarios, empleados, colaboradores, familiares. ¿Realmente los estás escuchando? ¿O vas esperar que corten “agujeros”?
Segundo, en este caso, como en la vida, priorizar el bienestar personal y la comodidad es vital. Hoy se habla que tanto en el hogar como en el ambiente laboral sentirse cómodo y apoyado, tanto física, mental y emocional, no es una “prestación”, si no una obligación. Ante ello, debemos generar estos espacios para lograrlo; si no, el cliente se las ingenia para encontrarlo, con nuestra autorización o sin ella.
Por último, prestar atención a los detalles puede mejorar significativamente la calidad de nuestras experiencias y desempeño. Debemos estar atentos de cada uno de ellos y ser exigentes al solucionarlos. La desidia y la flojera suelen cruzarse en el camino. Dicen por allí, “los pequeños detalles hacen la diferencia”. Cada uno suma.
¿Qué tanto ésta práctica mejora el juego de Bellingham y de Saka? No lo sé, pero suma a su rendimiento como otros detalles. Ellos desafiaron el status quo, sin importar la apariencia de su uniforme, buscaron la comodidad. Esperamos sean “escuchados”. Ante ello, ¿sí escuchas a tu cliente? ¿Priorizas el bienestar personal y la comodidad? ¿Cuidas los detalles?