En el 2010, el Miami Heat formó un equipazo con un histórico “Big 3” de la NBA. Junto a tres jugadores estrella en el mismo equipo: LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh; logrando 2 campeonatos en los 4 años que estuvieron juntos.
Fue tal el éxito de esta fórmula del “Big 3”, que varios equipos lo han tratado de replicar, como los Brooklyn Nets recientemente:
En el 2019, firmó a Kyrie Irving, talentoso atleta, por un contrato de $141 millones de USD por cuatro años.
Un día después, sumaron al mejor anotador de la liga, Kevin Durant por $161 millones de USD, con la misma duración que el anterior.
En Enero del 2021, los Nets cerraron el traspaso de James Harden, excelente jugador, quien llegó con un contrato de $40 millones de USD por temporada.
Lo que prometía mucho, fue poco o nulo éxito:
En las casi una temporada y media que estuvieron juntos, sólo pudieron jugar 16 partidos (13 ganados y 3 perdidos), por diferentes causas: Irving privado a participar por no vacunarse de Covid, lesiones de Durant e inconformidades de Harden.
Steve Nash, coach del equipo, tuvo poco control y le faltaron habilidades de liderazgo con el equipo; es sabido que los mismos jugadores cuestionaban su rol.
Ni tres de los contratos más ricos de la NBA, pudieron hacer campeones a los Brooklyn Nets. El “Big 3” cobró más de $115 millones de USD en el año y sólo lograron pasar una vez a la primera ronda de playoff… ¡Un rotundo fracaso! Harden y Irving, quien recientemente se acaba de confirmar su salida a los Dallas Mavericks, ya no están en el equipo.
No todo es dinero, ni talento para triunfar. Una organización debe contar con un liderazgo que sepa dirigir la orquesta. De nada sirve tener al mejor violinista y al saxofonista, si alguien no los pone en sintonía. Y ese alguien, debe tener un liderazgo inspiracional, de tal manera, que los integrantes del equipo lo admiren y lo respeten.
Asimismo, es necesario contar una cultura organizacional sana, es decir, “no tóxica”. Para ello, cada miembro de la organización debe buscar lo mejor para ella, y no el bienestar personal. Durant, Irving y Harden cada quien hacía lo que quería para ellos, sin importar la afición ni el resto de sus compañeros.
Ojo al armar el “Big 3” en nuestra organización. Mientras la organización madure y nuevos retos se presentan, traer talento se vuelve un requisito para lograr las metas. ¡Cuidado al formar el equipo!
Las estadísticas no mienten, cuando este “Big 3” se dedicaba a jugar, los Brooklyn Nets arrasaban. ¡Busquemos poner a todos en la misma sintonía!