En las últimas semanas el mundo del deporte ha presenciado diferentes episodios donde varios jugadores “estrellas” muestran efusivamente sus diferencias con su entrenador.
En el segundo cuarto del Super Bowl, mientras su escuadra, los Jefes de Kansas City, perdían contra los 49ers de San Francisco, Travis Kelce le gritó de frente a su coach, Andy Reid tras dejarlo en la banca en una jugada ofensiva.
Durante el encuentro de los Tigres de la UANL y el Atlas de Guadalajara, André Pierre Gigncac le reclamó a Miguel Fuentes, auxiliar del Director Técnico del equipo regio, al sacarlo a la banca mientras el partido estaba empatado.
En ambos casos, los entrenadores no perdieron compostura y no se sobresaltaron.
Al término de sus compromisos, jugadores y entrenadores minimizaron el caso y se disculparon por el acto.
Un gesto raro en líderes como ellos, ¿tendrán la razón? Apremio su deseo de ganar pero hay formas. A Kelce y a Gignac habrá que recordarles el refrán: “Los trapos sucios se lavan en casa”. Ojo, ¡nos puede pasar lo mismo!
En un partido, como en la vida, hay momentos de tensión e intensos donde el control de nuestras emociones se vuelve fundamental. ¡Debemos de mantener la “cabeza fría”! Ser racional y constructivos en esos momentos.
Dar nuestro punto de vista y retroalimentación vale mucho, sobre todo, si somos “cercanos” a la persona o a la institución, sólo que: hay que saber cómo, cuándo, dónde y en qué momento expresarlo. ¿Será lo mismo en un partido que en un entrenamiento?
Por otro lado, debemos estar abiertos a recibir críticas y retroalimentación. Aunque nosotros seamos la autoridad final, es importante que estemos dispuestos a escuchar las preocupaciones y opiniones, ya que sin duda tienen una perspectiva valiosa, sobre todo, si es gente “cercana”. Un día un tío me comentó: “las críticas son asesorías gratis”. Se requiere de humildad para ello.
Por último, ¿qué se gana exhibiendo a alguien en público? ¿Dónde queda el respeto a la otra persona? Puede ser tu líder, tu pareja, tu compañero de trabajo. Al exponer a la otra persona enfrente de otros, pierde autoridad para el resto. ¡Cuidado! Un daño de este tipo, puede ser irreparable.
Por más “top” que sean, es reprobable el acto como Travis Kelce y André Pierre Gignac le hablaron a sus entrenadores. ¿Te ha pasado algo similar? ¿Cómo sueles dar retroalimentación? ¿Con qué actitud la recibes?