Esta semana llegó a su fin el Tour de France 2025, donde Tadej Pogacar lo conquistó. Para lograrlo, tuvo que liderar el Tour a largo de 21 etapas, las cuales algunas son planas, otras están llenas de colinas, otras tienen montañas brutales que suben hasta los 2,000 metros, y hay también contrarrelojes, esas etapas individuales donde cada ciclista se mide en solitario contra el reloj. Aquí una mejor ilustración:

Al ver esta imagen, no pude evitar pensar: qué buena metáfora de la vida.
Porque en la vida —como en el Tour— no todas las etapas son iguales. Algunas etapas se sienten “tranquilas”, casi sin pendiente. Otras te exigen un esfuerzo constante, como esas colinas que no te permiten agarrar ritmo. Y hay días que son pura montaña: empinados, largos, que te drenan. También hay contrarrelojes, donde nadie más puede ayudarte, donde dependes solo de ti, de tu disciplina.
Y aquí van algunas lecciones que esta imagen me dejó; quizá a ti te deja algo más.
Primero, cada etapa requiere una estrategia distinta. En la montaña se necesita potencia, pero también paciencia. En lo plano se necesita inteligencia para tomar rueda y ahorrar energía. En la contrarreloj, concentración y temple. Así también, no todos los desafíos de la vida se enfrentan igual. Hay momentos para apretar, momentos para resistir y momentos para simplemente dejarse llevar por el pelotón. Lo importante es saber en qué etapa estás. Como lo dijo Aristóteles, “la inteligencia consiste no solo en el conocimiento, sino también en la destreza de aplicar los conocimientos en la práctica.”
Segundo, La etapa contrarreloj me hizo recordar los días en que vas solo. Esta etapa es simbólica: ahí no hay compañeros, ni drafting, ni estrategias grupales. Estás tú, la bicicleta, el reloj y la carretera. Todos enfrentamos días así: decisiones difíciles, pérdidas personales, cambios de vida. Días donde no hay más opción que seguir pedaleando, aún sin aplausos ni compañía. No le tengamos miedo a la soledad, es parte de nuestra vida. ¿Estás preparado para ello? Como nota, en las etapas contrarreloj, los corredores suelen perder hasta 30% más concentración por la falta de estímulo externo. La batalla mental es real.
Tercero, no podemos subestimar los momentos “tranquilos”. En el Tour, las etapas planas también son peligrosas: una caída, una distracción o un mal viento pueden dejarte fuera. En la vida pasa lo mismo. Cuando todo parece tranquilo, es cuando más debemos estar atentos. Es fácil bajar la guardia justo antes de una curva. La estabilidad también exige atención. ¡No te duermas en los laureles! Recuerda lo que mencionó Bill Gates: “El mayor peligro no es el fracaso, sino el éxito que nos vuelve complacientes.”
Esta edición no es solo para quienes andan en bicicleta. Es para todos los que estamos pedaleando en algún proyecto, idea o etapa difícil. Recuerda: el Tour de France dura 23 días. Ninguno es igual, pero todos cuentan. Así es la vida. Así es el liderazgo. Así es crecer. Y tú, ¿en qué etapa vas?