De nueva cuenta uno de mis ídolos, Tom Brady, está en el ojo del huracán. Te cuento un poco más:
Previo a su retiro como jugador profesional (2022), TB12 acordó un contrato de 10 años y $375 millones para unirse a la cadena de televisión, Fox, como analista una vez que terminara su carrera.
Durante ese periodo de tiempo, Brady ofertó para convertirse en socio de los Raiders de Las Vegas, uno de los 32 equipo de la NFL, que lo llevaría a obtener el 10% de esta franquicia.
Sin embargo, su oferta ha quedado estancada en el Comité de Finanzas de la liga, aún no sido aprobada por los propietarios de los equipos; requiriendo al menos 24 de 32 propietarios a favor.
Los propietarios han manifestado internamente los conflictos de intereses de Tom como analista y dueño de un equipo; ante ello la Liga ha puesto en la mesa las siguientes condiciones / restricciones a él para llegar a un acuerdo:
No se le permitirá estar en las instalaciones de otro equipo, ni presenciar la práctica y ni asistir a reuniones de producción de transmisiones.
Tiene prohibido criticar públicamente a los árbitros del juego y a otros clubes. Si bien podría, en teoría, declarar que no está de acuerdo con una decisión arbitral al aire, está sujeto a multas o incluso a una suspensión.
Según expertos, estas restricciones pueden mermar su desempeño como comentarista ya que limita el conocimiento de los protagonistas del encuentro.
¡Hay Tom! ¿No tuviste suficiente con ser comentarista? ¿Por qué no pensaste el ser socio? Éste hecho es algo común en la vida, el famoso “juez y parte”.
Primeramente, debemos escoger muy bien nuestras canicas para evitar llegar a un conflicto de interés. Separar claramente los roles inicialmente. Si llegase a estar ante un inminente caso, es esencial levantar la voz anticipadamente; no ser omisos ante ello.
Sin embargo, hay veces que “sin querer” se nos presentaran estas ocasiones, ante ello es importante ser objetivos y tomar decisiones éticas. El manejo de estas oportunidades habla mucho de una persona y marcarán un precedente de tu organización y de tu persona. ¿Valdrá más la pena alcanzar la “zanahoria” o tu reputación? ¿Te imaginas ser proveedor y cliente a la misma vez? ¿Darte un “autopermiso” exprés y ser servidor público?
Por último, las regulaciones y las normas son un gran aliado en estas circunstancias. Pueden sonar injustas, exageradas pero están diseñadas para mantener la equidad y la integridad, cualquiera que sea el giro. ¡Respétalas! Por algo están. Es clave tenerlas; durante el tiempo aprender de ellas e irlas mejorando.
Así como la NFL está buscando cuidar la integridad del juego, lo mismo deberías estar haciendo tú. ¿Marcas la “raya” entre ser juez y parte?