No quería ser redundante, pero vale la pena resaltar a Isaac del Toro.
Tras tres semanas de competencia, el Giro de Italia 2025 llegó a su fin. Con apenas 21 años, el mexicano no solo fue protagonista: se convirtió en el mejor ciclista mexicano de la historia. Fue subcampeón general, ganó la "Maglia Bianca" al mejor joven de la competencia, subió seis veces al podio (incluyendo un triunfo en la etapa 17) y llevó durante 11 etapas la emblemática "Maglia Rosa" que distingue al líder del Giro. Todo esto en su primera participación.
Lo que viene ahora, sin embargo, es otro tipo de subida. Porque si algo cambia después de una actuación así, es la expectativa. ¿Qué pasa cuando, de pronto, todos te voltean a ver?
Hace apenas unas semanas, del Toro era un talento conocido solo por los más clavados en el ciclismo. Hoy lo mencionan noticieros, periódicos y redes sociales. Es tendencia. Y eso, aunque es emocionante, también exige una nueva preparación.
El verdadero reto muchas veces no es llegar, sino mantenerse. Con el éxito vienen las expectativas, los reflectores y también las distracciones. Como en la música, muchos se vuelven "one hit wonders". Lo vimos en el boxeo con Andy Ruiz, que tras ser campeón del mundo perdió el rumbo. Isaac y cualquiera que viva un momento de atención, necesita para no perderse en el ruido:
Rodearse bien, la gente que lo acompañó antes del aplauso es su brújula.
Tener una rutina que te regrese al suelo.
Recordar el "por qué": el propósito es el ancla.
Hablar con alguien neutral: el éxito también necesita espacio para digerirse.
Kobe Bryant decía "sé tan bueno que no puedan ignorarte, pero tan disciplinado que no te pierdas en el ruido."
Ahora que Isaac es “el nuevo ídolo del ciclismo mexicano”, corre un riesgo silencioso: confundir su esencia con su nuevo rol. Cuando el reflector se enciende, la etiqueta puede volverse una prisión. Ya no eres tú: eres “la promesa”, “el futuro campeón”, “el que no puede fallar”.
Y eso agota. Porque el personaje exige, mientras la persona —la real— necesita espacio, humanidad y equilibrio. Lo hemos visto no sólo en atletas, también servidores públicos, CEOs, que se han roto intentando sostener una versión pública que ya no les representaba. Recuerda:
No te equivoques… no confundas el "qué haces" con el "quién eres".
Busca momentos donde no seas “el ciclista” ni “la figura”. Solo tú.
Puedes fallar, no eres superman.
Los orígenes son identidad; no te vaya a dar alzheimer de “tus raíces”.
Como escribió Carl Jung: "La persona es esa parte del individuo que se muestra al mundo, pero el verdadero yo vive detrás."
No cabe duda, la historia de Isaac del Toro en este Giro fue extraordinaria. Por su talento, sí, pero también por su temple, su humildad y su capacidad de inspirar. Hoy inicia otro tipo de recorrido: el de gestionar la atención, mantenerse centrado y no perder el norte. Si logra pedalear con la misma inteligencia con la que enfrentó cada etapa, este apenas será el inicio de una gran carrera.
De hecho, este ciclista dio una declaración que si continúa con esa mentalidad, llegará lejos. Al ser cuestionado por una reportera sí era ya un éxito el lograr el segundo lugar del Giro de Italia, él mencionó: “la verdad no lo es, creo que eso es algo que los mexicanos debemos de entender, no ganamos. Fuimos los primeros en perder… y no pasa nada, es muy bonito, y es increíble estar así de cerca, pero no ganamos.”
Y para nosotros, un recordatorio: cuando el éxito llegue, que nos encuentre con raíces fuertes, mirada clara y la cabeza bien centrada. Porque no solo se trata de llegar primero… sino de saber por qué empezamos a pedalear.