Hace algunos años había escuchado de la tradicional regata (en remo) entre las universidades inglesas de Oxford y Cambridge; pero no me había dado tiempo de conocer más de ella.
Bueno, el pasado 13 de abril, el río Támesis fue testigo de una de las tradiciones más antiguas y emocionantes del deporte universitario: The Boat Race, la icónica regata entre estas dos top universidades.
Desde 1829, estas dos referencias académicas disputan sobre el agua, empujando no sólo los remos, sino también la historia, el orgullo y el espíritu competitivo de generaciones enteras. Este año, la supremacía fue clara: Cambridge barrió en ambas categorías, tanto en la rama varonil como femenil. ¡Vaya forma de imponerse! Con ello, los varones de Cambridge ampliaron la serie a 88-81-1, mientras que las mujeres, con ocho victorias consecutivas, lideran ahora 49-30.
¡Increíble tradición! Yo siendo mexicano, poco o nada conocía de estas regatas, mucho menos de la disciplina. Sin embargo, siempre he admirado la sutileza de cómo se desplazan las canoas por el agua. Así que encontré un par de moralejas de esta competencia.
En este deporte, cada equipo cuenta con ocho atletas remando en sintonía, lo que parece sencillo… pero no lo es. Cada uno tiene un rol específico:
El "bow" (el primero) es el más ágil, el que marca la delicadeza para iniciar cada movimiento.
El "engine room", generalmente los puestos del 3 al 6, son los más fuertes, los que empujan con potencia bruta.
El "stroke" (último en remar) es quien marca el ritmo para todos, como si fuera el metrónomo del bote.
Y por supuesto, el "coxswain", quien no rema, pero guía, motiva y toma decisiones clave.
Interesante, ¿no? Así pasa en los equipos de trabajo, en las familias, en cualquier comunidad. A veces creemos que “el que más brilla” es el más importante, pero no. Todos somos necesarios. El que pone ritmo, el que empuja con fuerza, el que guía, el que cuida los detalles. La victoria de Cambridge no se construyó con un solo par de brazos… sino con ocho remando en sincronía y una mente clara al timón. ¡Trabaja en equipo! Por cierto, sea cual sea tu rol, ¡acéptalo con humildad! Que no te gane tu ego.
Este duelo entre Oxford y Cambridge no se gana con una zancada final. No hay espacio para el arrebato o la emoción desbordada. Aquí, cada golpe de remo cuenta… y lo que marca la diferencia no es la fuerza de uno, sino la consistencia de todos.
Por cierto, ¿sabías que las carreras duran alrededor de 18-20 minutos? En ese lapso, los atletas están al límite físico, remando más de 30 veces por minuto, sin parar. Pero el secreto no es “darlo todo” en el primer kilómetro. El secreto es saber cuándo apretar, cuándo resistir, cuándo mantenerse. Es una mezcla entre estrategia y templanza. ¡No te quemes!
Y vaya que eso nos habla de la vida. Porque hay días en los que sentimos que ya no podemos más… que el cansancio nos gana o que el viento va en contra. Pero si aprendemos a remar con paciencia, a confiar en el ritmo y en el equipo, a mantenernos firmes aun cuando no vemos resultados inmediatos… tarde o temprano, cruzamos la meta.
The Boat Race es más que una competencia entre universidades. Significa trabajar en equipo, confiar en el proceso y tener la humildad de reconocer que no todos lideramos desde el frente, pero todos somos cruciales para avanzar. ¿Estás listo para competir en una regata? ¿Qué te falta?