Un Penal a lo "Chícharo"
La duda es un virus silencioso
Hay penales que se fallan cuando el balón vuela por encima del travesaño… y hay penales que se fallan desde que empiezas a caminar hacia el punto penal.
Este fin de semana, Javier “Chicharito” Hernández tuvo en sus pies la jugada que podía meter a las Chivas a semifinales y dejar al Cruz Azul fuera. Era el momento perfecto: ídolo, regreso esperado, partido grande. Pero justo ahí, cuando la historia parecía escrita… la pelota se fue al cielo… ¡la voló!
Y no, este no es un Strike para hablar si él quiso tirarlo, si el técnico lo puso, si había jerarquía o si se equivocaron en la decisión. Este Strike es de otra cosa: lo que pasa adentro antes de patear un penal. Porque a veces el balón pesa más por dentro que por fuera.
Desde que Chicharito tomó el balón, la escena era evidente:
lo acomodó varias veces,
lo trató de dominar un par de ocasiones,
su mirada no era fija,
su postura corporal era más de duda que de decisión.
Los grandes tiradores repiten siempre lo mismo: “el penal se anota antes de patearlo.” Andrea Pirlo, el italiano campeón del mundo, decía que un penal es “90% cabeza, 10% técnica”. Cristiano Ronaldo habla de entrar a la zona de “yo decido”. Hasta el propio Martín Palermo —sí, el que falló tres en un mismo partido— confesó que los peores disparos de su carrera fueron cuando dudó en el último segundo.
La duda es ese virus silencioso que parece pequeño… hasta que te gana el cuerpo entero.
Un penal es una conversación en silencio entre el tirador y su propia voz interna. El arco, la distancia, la pelota… son lo mismo de siempre… pero tu cabeza no es la misma de siempre.
De repente escuchas todo y no escuchas nada. Los segundos se hacen largos. El balón pesa más. Las piernas tiemblan tantito. Y el corazón va más rápido que tus pensamientos.
Por eso los mejores tiradores —los verdaderos especialistas— tienen una sola virtud que vale más que todas: convicción. Ese caminar firme, esa decisión antes de llegar, esa confianza en uno mismo. Lo que le pasó a Chicharito no fue técnico. Fue mental.
En la vida, como en los penales, hay decisiones que parecen fáciles pero pesan toneladas: esa firma de contrato, ese despido de alguien, esa conversación difícil. En cada una de ellas, cuando la haces con duda, con miedo, con un pie adentro y otro afuera… el margen de error se dispara. No porque seas malo; sino porque no estás entero.
Sin confianza, hasta las cosas simples se complican. Con confianza, hasta lo complicado se vuelve manejable. Y hay una frase que lo resume perfecto: “en los momentos grandes no ganas si eres perfecto. Ganas si eres decidido.” Chicharito falló el penal… pero lo falló mucho antes de pegarle.
Lo que pasó este fin de semana no es para señalar a Javier Hernández. Es para recordarnos algo:
Los nervios no avisan, pero sí se notan.
La duda no grita, pero sí pesa.
La falta de convicción no se ve… hasta que la pelota vuela.
Ojalá este evento nos recuerde que, cuando llegue nuestro propio penal —en el trabajo, en la vida, en cualquier momento de presión—, el verdadero tiro empieza mucho antes de patear.
Y que vale la pena llegar ahí con la mente firme, el cuerpo tranquilo… y la decisión tomada.

