Hoy escribo este newsletter desde un modo distinto, con el corazón lleno de gratitud, pero también de una tristeza indescriptible. Mi papá, con quien compartía no solo el escribir estas ediciones, sino también los valores que han guiado mi vida, falleció el día de ayer.
Mi padre era un hombre a carta cabal: recto, ético, generoso y siempre dispuesto a servir. Fue profesor durante más de 110 semestres, un ejemplo de constancia y dedicación. Tenía una capacidad única para enseñarme, no solo con palabras, sino con su forma de vivir. Sencillo, alegre y siempre desinteresado por el reconocimiento, él me mostró el valor de vivir con propósito y rectitud. Vivió para crear valor a los demás.
Mientras reflexionaba sobre cómo despedirme de él en este espacio, recordé las tardes que de niño me llamaba al Estadio Tecnológico a ver a los Rayados del Monterrey. Siendo honesto, a él poco le importaba el marcador, si era penal o tarjeta; él lo único que quería era verme feliz. Sabía que para mí no había nada más que esos sábados a las 5 de la tarde. Era nuestro momento; su tiempo padre - hijo.
En el deporte, como en la vida, no siempre ganamos todos los partidos, pero lo que realmente importa es cómo jugamos. Mi papá me enseñó que el verdadero legado no está en las estadísticas o en los trofeos, sino en las vidas que tocamos.
Pienso en todas las veces que discutimos y revisamos juntos este newsletter. Era un espacio que nos unía, un momento de conexión entre un amante de los deportes (yo) y de la vida misma. Ese será su legado más personal para mí: el recuerdo de su sabiduría, su amor por enseñar y su forma única de hacer que cada conversación contará.
Al igual que los Rayados de Monterrey; poco conocía de los deportes; le tenía que explicar las reglas / tecnicismos de cada uno de ellos. Repito, buscaba la manera de conectar conmigo, en lo que más me gustaba.
Hoy, mi pregunta para ti es: ¿qué legado estás construyendo? En el deporte, como en la vida, cada decisión, cada sacrificio y cada acto de generosidad deja una huella. Mi papá me dejó una brújula moral clara, y mi mayor homenaje será seguir su ejemplo.
Gracias por permitirme compartir este momento tan personal contigo. Este newsletter seguirá siendo nuestro espacio, ahora también como un homenaje a quien me enseñó a hacer lo que amas y vivir la vida creando valor a los demás.