En Junio del 2018, el Club León anunció, con la presencia de autoridades del Estado y de la institución, la construcción de un nuevo estadio para mudarse del “Nou Camp”. La directiva del Grupo Pachuca, propietarios este equipo de fútbol, detalló que:
Tendría una capacidad para 45,000 personas, contaría con 400 palcos y estaría listo para el 2020.
Además, tendría múltiples etapas, que incluiría: un complejo deportivo, un hotel, plaza comercial y una Universidad del Fútbol.
El terreno sería adquirido al Estado de Guanajuato.
La edificación del recinto correría a cargo de “Manhattan Constructions”, empresa líder de estadios a nivel mundial.
Cinco años después, el pasado 15 de septiembre, el Club León, a través de un boletín en redes sociales, descartó por completo la construcción de un nuevo estadio y se enfocará en la remodelación del actual “Nou Camp”.
La directiva comentó que las condiciones, postCovid y las actuales, volvieron el proyecto inviable.
Acordaron con el Estado de Guanajuato dar por finalizado el contrato de compra-venta “habiendo cumplido con todos los pagos establecidos hasta la fecha. La propiedad del terreno vuelve al estado”; notificando que renuncian a la plusvalía generada durante este tiempo y que nunca fue su interés especular con ella.
Bien dice un refrán: “Del plato a la boca, se cae la sopa”… cuando un resultado parece ser seguro, algo puede fallar, tal fue el caso de los cientos de aficionados que esperaban su nuevo estadio.
Para que un proyecto sea exitoso, tiene que ser viable y factible. La viabilidad evalúa si tiene sentido desde una perspectiva estratégica y organizacional; es decir si se alinea con los objetivos de la organización y si responde a una necesidad real. Por otro lado, la factibilidad examina si es posible llevar a cabo el proyecto en términos técnicos, económicos y operativos: disponibilidad de recursos, la capacidad técnica para ejecutarlo, el presupuesto y el cronograma. Primero se determina la viabilidad y luego la factibilidad, para así tomar una decisión. Emociona cuando un proyecto es viable, pero habrá que ser muy diligentes en él para evaluar si es factible o no.
Mientras todo estos estudios y análisis se realizan, los líderes deberán ser prudentes al comunicar un proyecto. Recordemos, que cuando le decimos a alguien que sea prudente lo estamos invitando a evitar acciones audaces, a evitar riesgos y a manejarse de manera conservadora para no equivocarse. Hablar de más, nos puede salir caro. Un líder o empresa que crea falsas expectativas e incumple sus promesas pierde credibilidad con su cliente y recuperarla no es fácil. Recordemos al cliente no se le olvida esa promesa. ¡Sé prudente!
El nuevo Estadio del Club León sin duda era una gran idea, pero los números no dieron. El análisis de un proyecto (y más de esta magnitud) debe ser exhausto para validar la viabilidad y la factibilidad. Sin estar seguros del resultado, se requiere ser prudente. ¡Qué no nos ganen las ganas de comunicarlo! Por más buena idea que sea, el crear una expectativa falsa, manchará nuestra credibilidad. ¿Analizas detalladamente los proyectos nuevos? ¿Cómo manejas la prudencia? Recuerda: “el hombre es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras.”